Llegar a una mística ciudad sagrada, no podía ser fácil, estábamos en la costa, en Lima y tendríamos que recorrer casi 1.200 kilómetros hasta la capital del Imperio Inca, por una carretera que no pintaba muy bien.
Empezamos el recorrido rodeados de desierto árido y duro. Llevaríamos una tercera parte del camino, cuando encontramos una gran área todavía más seca y desértica, donde sus habitantes pertenecientes a la cultura Nazca, en el siglo I d. c. trazaron 300 figuras en 800 km cuadrados, que incluyen desde diseños tan simples como líneas rectas hasta complejas figuras de animales, plantas y formas geométricas, con más de 10.000 líneas, algunas de hasta de 275 metros de largo. Su significado ha variado con el pasar del tiempo, considerándose por allá en 1.500 que eran “señales”, posteriormente, se decretó que eran simples caminos, centros de adoración, gigantesco calendario, signos astronómicos, telares y elementos de protección hasta que se llegó a la conclusión que eran figuras ensayadas muchas veces y hechas a una escala mayor siguiendo un trazado marcado con estacas, unidas por cordeles, ubicadas en una de las zonas más secas del mundo, lo que ha favorecido su conservación.
Continuamos el camino árido y desolado hasta que llegamos a un pequeño pueblo lluvioso, feo y frío llamado Puquio a 3.215 metros de altura. Había sido un día de dura manejada por una carretera triste, sin verdes, seca y difícil y para completar la dormida fue en un parqueo sucio, de camiones abandonados, pero el único sitio plano y seguro. Estábamos sintiendo que recorrer este camino iba a ser mucho más duro de lo que pensábamos, no solo por la distancia sino por su falta de atractivos y la dura carretera. Muy temprano abandonamos el caserío y tan solo unos kilómetros adelante nos llevamos la grata sorpresa de un cambio total en el camino; empieza a aparecer una hermosa vegetación, con niveles de ascenso fuertes pero en perfecto estado y rodeada de montañas, ríos al lado, ríos en las profundidades, cañones majestuosos y la sensación impactante de estar en la carretera por encima de las nubes y así recorrimos los 500 km de uno de los trayectos más bellos que hemos tenido en este andar por Suramérica.
La zona es de una impactante variedad geográfica con sus imponentes cordilleras, verdosos valles y relieves, ríos como el Urubamba y rodeada de lugares como Choquequirao centro urbano incaico, fortaleza y sitio ceremonial, Sacsayhuaman construido por 20.000 hombres que significa “lugar donde se sacia el halcón” por la presencia de estas aves en su recinto, Qenko centro dedicado al rito con anfiteatro y galerías subterráneas, Tambomachay que proporcionaba el agua a los sitios aledaños como los baños del inca, Ollantaytambo un enorme fuerte inca con grandes terrazas de piedra y la joya de la corona ubicada a 2.430 metros sobre el nivel del mar, construida en el siglo XV, el centro más importante religioso, ceremonial y también residencial del inca Pachacútec: Machu Picchu! abandonado y cubierto por la selva hasta su redescubrimiento.
Lo que no imaginamos es que tampoco iba a ser fácil la salida de Cusco hacia Puno. En esa carretera alcanzamos casi los 5.000 metros sintiendo los efectos de la altura. El mayor problema que tuvimos es que hasta Petra empezó a sentirse débil: en un momento complicado en una de las tantas montañas andinas que subimos y por encima de los 4.500 metros debido a la escasez de oxígeno, el motor perdió fuerza y solo respondía en primera y segunda y a solo 15 km por hora. El panorama afuera no era muy alentador: la temperatura estaba a cero grados y en ese momento comenzó a nevar, no pasaba ni un solo carro, iniciando el camino nos cruzamos con dos o tres camiones pero hacia horas no veíamos a nadie, pensar en regresar era imposible pues estábamos a mitad de camino, no sabíamos si el motor se normalizaría o si las siguientes montañas que teníamos al frente las podríamos subir a esa velocidad y sin fuerza. Estuvimos en silencio unas tres horas hasta que llegamos a la cumbre andina y empezamos a bajar, más a menos a los 3.800 metros el motor volvió a su normalidad. Estos son los tramos de carretera que nunca se olvidan!
Toda una aventura!…. pero sin duda que esta civilizacion tenia conocimientos sorprendentemente avanzados … que hubiera sucedido de no haber sido invadidos por los Españoles?…
Gracias por la narracion!….