Polska

Hace cuatro años estando en Santo Domingo, como muchas otras veces cualquier día y sin ningún motivo especial, Carlos me hace una pregunta en un tono similar a: qué vamos a almorzar hoy? Solo que la pregunta era: te  gustaría ir a un viaje sobre la II guerra Mundial? Así fue como seis meses más tarde vinimos por primera vez a  Polonia; país del mundo que tiene el mayor número de lugares de memoria, museos y monumentos conmemorativos de aquel período oscuro en la historia de la humanidad.

Como siempre para ubicarnos un poco, hacemos un mini resumen de la biografía de este hermoso país, que como sus vecinos se inicia con una tribu eslava, los Polonos, donde la familia Piast fue tomando cada vez más fuerza, formando su dinastía  y gobernando hasta el siglo XIV, cuando la dinastía de los Jagellones tomaron el mando, uniéndose en 1569 a Lituania para enfrentarse con Rusia y Suecia, país que terminó invadiéndolos y ahí empezó la historia de la repartición de Polonia durante siglos, hasta el extremo que en una época lo único que quedaba era su himno y algunos platos de su comida típica. Su ubicación geográfica, entre las potencias Alemania y Rusia ha hecho que su supervivencia sea demasiado frágil. Su independencia como país llegó al fin en 1918 pero no duró mucho porque en 1939 los soviéticos y los alemanes se lo volvieron a repartir y aunque después de la Segunda Guerra Mundial se fijaron las fronteras del país, no les valieron todas las protestas que hicieron repetidamente para no quedar bajo el dominio ruso y solo hasta los ochenta en que el obrero Lech Walessa, a quien con seguridad muchos recordamos, creó la central sindical independiente Solidaridad, pudieron tener en 1990 sus primeras elecciones libres con él como presidente del país.

Polonia fue el primer país que Hitler invadió en 1939, entrando por el oeste, dando lugar al inicio de la Segunda Guerra Mundial y antes de un mes Stalin también lo invadió por el este, generándose una lucha sangrienta que no pudo evitar que su tierra se llenara de atrocidades, como la creación de los campos de concentración, los guetos judíos, las ejecuciones masivas, el levantamiento de Varsovia en 1944, la quema de los poblados y muchas más.

El guía de nuestra excursión en el 2015, tenía un nombre que sonaba como algo parecido a Merlín, así que decidimos para facilitar entre nosotros la comunicación llamarlo “el mago”, con quien viajábamos en un jeep todoterreno 4×20,  con él al volante, Carlos, nuestra sobrina Sofía y yo. Completaban el grupo 2 parejas de ingleses y una de neozelandeses, con quienes conocimos las entrañas del país y los sitios más relevantes de la II guerra mundial durante tres semanas, durmiendo en carpas en lugares patrimonio del alejamiento de la humanidad y recorriendo unos cuantos miles de kilómetros.

Lo que más nos impactó durante ese primer viaje y en las otras oportunidades que hemos tenido de volver a Polska, ha sido la abundancia de su naturaleza vibrante, llena de campos de flores exóticas, majestuosas cimas montañosas, bosques exuberantes aromáticos, el verde sobre verde en unos amaneceres muy tempraneros (por los recorridos que había que hacer), el azul del norte, el verde y amarillo propio de los prados y campos del centro, las tonalidades marrones de la zona sur, el agua formando los paisajes de lagos, glaciares, humedales, ríos y bosques cargados de lluvia, le dan a este país una riqueza natural y paisajística única.

El sentimiento es de una naturaleza intacta, tal vez como estaba hace varios siglos; con sitios como el Parque Nacional de Bialowieza, la joya de los bosques polacos, el hábitat natural de la población más grande del bisonte europeo (600 ejemplares), la ruta de los nobles reales, la selva húmeda más extensa y antigua de Europa, que en las dos guerras mundiales sus animales y su madera y toda su naturaleza sufrió las consecuencias hasta 1947 cuando se restablece la protección.

Esta es Polonia, una tierra de fronteras, de diversidad geográfica, con una historia común de mestizajes culturales entre eslavos, bielorrusos, lituanos, rusos y tártaros, tradicionalmente un lugar de coexistencia pacífica de culturas y religiones: judíos, católicos, ortodoxos, locales, procedentes de fronteras cercanas, tártaros musulmanes, amantes de la naturaleza, con bosques y hayas en el  25 por ciento de su superficie y con el 44% de Varsovia, su capital, llena de parques y zonas verdes.

6 comentarios:

  1. Por favor Clari, dile a Carlos Arturo que continúe haciéndote esas preguntas casuales……. …

  2. Tremendo… cuanto y tanta historia triste han vivido estos países, bellísimo paisajes, hermosa naturaleza que ha renacido de cenizas y maltrato. Gracias que sigan las preguntas de CAR

  3. Cuanto y tanto han sufrido estos países,,, bellísima. Naturaleza renacida de cenizas…. que CAR siga preguntando. Gracias.

  4. Luis Ernesto La Rota R.

    Gracias por el blog. Es muy interesante y con mucha sustancia. Ustedes rinden verdadero tributo a cada lugar que visitan. Es maravilloso.

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