La historia de un país como este que se ha formado a través de muchas batallas, dos grandes guerras, anexión y conquistas de territorios, obviamente que tiene varios personajes que la han ayudado a hacerse y a los que se recuerda y se les rinde veneración hasta nuestros días.
El día de hoy quisimos conocer más de cerca a Iván “El Terrible”, y como la historia de Rusia más que escribirse se pintó, decidimos ir a la Galería museo Tretyakov donde encontraremos el tesoro gráfico que estamos buscando.
Para empezar imaginemos cómo será un personaje al que llaman “El Terrible” en el año 1500. Sin lugar a dudas los apodos hablan mucho del personaje; para confirmarlo recordemos el famoso dicho de nuestras madres: “dime con quién andas y te diré quién eres” y la recomendación: cuidado con esa compañía. Un ejemplo es una vez estando en el Vaupés en Colombia, nos subimos en medio de una tormenta a una avioneta que no estaba funcionando bien y cuando logramos aterrizar, nos identificaban como los pasajeros que venían con “el loco”. Ya se imaginarán lo que pensamos y sentimos en ese momento.
Iván tenía tres años cuando su padre murió y al poco tiempo su madre, quien ejercía la regencia sobre su hijo, fue envenenada. Cuando accedió a su fastuosa coronación como primer Zar de Rusia, llevaba años generando en su interior resentimiento, desconfianza y venganza por la traición que vio y que lo llevó a convertirse en un hombre cruel, que arma su ejército personal para sembrar el terror y arrasar sin piedad especialmente a los nobles rurales (Boyardos), como una venganza a todo el maltrato que éstos le habían hecho durante su infancia y justificando sus actos en el amor hacia su país.
Iván fue terrible en todos los aspectos incluido el amoroso; tuvo ocho esposas: Anastasia la más importante, quien le dio seis hijos, murió envenenada, María y Marca corrieron la misma suerte sólo que cinco y dos semanas después del matrimonio, las
dos Anas y Vasilisa fueron encerradas en un convento y las Marías, una ahogada por no ser virgen y la otra que lo acompañó hasta su muerte.
Del total de sus ocho hijos, el primogénito era su heredero, su compañero y seguidor, Iván que cada vez tenía un peor estado mental y de violencia y crueldad; en una discusión con su hijo cogió un bastón de hierro y lo golpeó en la cabeza causándole la muerte inmediata. El desgarro y total desolación lo llevaron a la demencia total y a su muerte acabando con él la dinastía Rubick, entrando Rusia en un tiempo caótico, que desembocó en la formación de la otra gran dinastía: La Romanov.
Esta fotografía tomada de internet nos muestra la obra:
“Iván el Terrible y su hijo Iván”, Iliá Repin, 1885, óleo sobre lienzo, 199,5 x 254 cm.
Llegamos a la Galería y allí nos encontramos con el último Romanov, el zar Nicolás, con las porcelanas y flores de 1800, con Pedro el Grande (de quien hablaremos en San Petersburgo), con las batallas, con los inviernos, con los tesoros, con Catalina la Grande, con las pescas, los mercados, con los Boyardos, con toda esta historia visual tan desconocida y fascinante que nos mitigó el desencanto de no poder ver la expresión de horror y dolor de Iván el Terrible tras haber cometido un acto irremediable, matar a su hijo, ya que actualmente este famoso cuadro está en restauración, por el ataque sufrido este mismo año cuando un vándalo rompió el vidrio protector con un poste metálico y los pedazos de vidrio cortaron el lienzo en tres lugares.
En el recorrido nos encontramos con varias salas de pinturas de Iconos, que a mí personalmente me robaron el corazón, por su belleza, sus colores, sus materiales y su proceso. Nos gustaría compartir con ustedes esta experiencia: La pintura al temple, como se llama esta técnica, es simbolismo, es la representación gráfica dentro de la religión, que empezó cuando el cristianismo fue establecido formalmente por Constantino, (se acuerdan que hablamos de este hecho cuando estuvimos en Croacia?). Para unificar los imperios la religión ayudaba declarando formas de representación gráfica legítimas para establecer un sistema pictórico, con técnicas, estética y función específicas, que fueran el medio para los mensajes de las escrituras, es decir, transmitir ideas a través de los símbolos.
Hay muchos tipos de temples, pero lo natural es irremplazable, ya que el más asociado con la pintura de iconos es el temple de agua, porque da una apariencia altamente luminosa y no altera el matiz de los pigmentos mezclados con él. Los colores tienen significados específicos, según las imágenes que representan y lo que se quiera transmitir. El principal pegamento es el huevo que sirve como medio para sostener los pigmentos pegados sobre distintos tipos de superficies; el amarillo de la yema, en un principio afecta ligeramente el color de los pigmentos, pero se desvanece con el tiempo y así el temple mantiene lo realmente importante en un icono: aparentar que emana luz desde el interior.
La madera debía petrificarse, para lo cual la enterraban en estiércol por 7 años, sacándola cada 6 meses para cambiarla de postura y alinearla, para posteriormente hacer los paneles a los que se les aplicaba cal con cola de conejo, que tiene gran elasticidad y que permite adherir la tela a los lienzos, de tal manera que pareciera una piel sobre la tabla, técnica que llega hasta nuestros días y que aquí tiene una adepta total. Carlos me prometió regalarme algunos iconos, cuya madera próximamente enterrará para que empiece su proceso.
Definitivamente nos estas educando a todos con estos relatos. No te imaginas lo que he aprendido. Has puesto a Rusia en nuestro horizonte. Mil gracias!!! Sigue enseñándonos por favor. Un abrazo enorme.
Querida gracias mil por tus palabras, que alegría saber que esto que vivimos y sentimos lo podemos compartir y que nos ayuda a todos. Abrazos muchos
Cuando estudie historia del arte,… Grabe en mi mente el horrible nombre de IVÁN EL Terrible… como muchos otros… Juana la LOCA,… Pedro el Grande… y tantos más… Solo sus nombres siguen GRABADOS… GRACIAS por esta culturizacion… Con una narrativa que atrapa maravillosamente!
A todos nos ha servido ubicar esos nombres. Gracias por tus comentarios.
Sigo deleitándome con la narrativa, las fotos y por supuesto la vivencia a través de este recorrido por la Rusia de entonces. Gracias por compartirnos este maravilloso viaje.
Gracias a ti por acompañarnos siempre.