Estambul

Íbamos camino a Estambul a estar unos días en esa convulsionada ciudad, así que pensamos que sería buena idea conseguir un camping unos kilómetros antes de llegar.

Marcamos las coordenadas de uno que encontramos en Google y cuando el mapa nos indicaba que estábamos cerca, el camino se hacía cada vez más estrecho, empinado y en tierra pura. Terminamos en una loma hablando a señas con tres mujeres y varios muchachitos para concluir que lo mejor era un reversazo y volver al hermoso lago Iznik que habíamos pasado hacia unos kilómetros. Dormimos delicioso rodeados de agua y de millares de árboles de olivo, ya que esta zona es una de las principales productoras de aceite de oliva.  Cuando íbamos en busca del camping habíamos visto varios puestos a la orilla de la carretera vendiéndolo y como siempre que aparecen ventas de los productos de la zona alcancé a decir: ¡ay! ¡que rico se ve, ay! allí había …  pero mi conductor ya lo había dejado atrás. Para mi suerte esta vez volvimos por el mismo camino y pasamos el pueblito de Narlika. ¡Llegamos al sitio del aceite de oliva Orgánico, directo del prensado en frío y lo degustamos en copitas cual exquisito vino!

 

Estambul, Constantinopla o Bizancio tiene un espíritu y una fuerza diferentes a otras grandes ciudades del mundo. Es al mismo tiempo dos continentes como el cerebro humano, donde el estrecho del Bósforo es el cuerpo calloso que une los dos hemisferios y que la hacen única, enigmática e inabarcable, con una historia fascinante, capital de tres imperios, llena de contrastes. Es la ciudad más nombrada de Turquía, por eso muchos creemos que es la capital del país, pero en realidad es Ankara política y administrativamente; pero ella, es la capital de la concordia, el entendimiento y el multiculturalismo.

Aunque siempre se ha pensado que el símbolo para representar Estambul debería ser  sin duda un puente (especialmente el construido de madera en 1845 – El Gálata-), lo que sin duda nos dejó absolutamente impresionados y nos mostró la imagen de la ciudad, fueron los kilómetros y kilómetros de jardines en las laderas de las autopistas que atraviesan la ciudad  en todos los sentidos, pasando por sus dos mil mezquitas y sus “cantos” que llaman a la oración cinco veces al día  (el adhan) y por sus cientos de  mercados de colores.

Jardines se han hecho en Turquía desde la antigüedad. Efeso tuvo los más hermosos, muy parecidos a los que en su momento tenían en Grecia, Roma o Persia. Pero esto es diferente, en una ciudad de 20 millones de habitantes con cientos de calles, no podíamos creer el espectáculo floral que veíamos a medida que recorríamos sus avenidas, la autopista hacia al aeropuerto, la aledaña al estadio, las paredes bajo los puentes, las materas coloridas colocadas en los cientos y cientos de los postes de alumbrado. Si algo nos enamoró de Estambul fue ver la naturaleza diseñada y armónica completando la extraordinaria belleza e historia del museo y la Basílica Bizantina de Santa Sofia, el palacio de Topkapi desde donde los sultanes gobernaron su imperio hasta el siglo XIX y la Mezquita Azul con sus seis minaretes que hicieron en la Meca construir uno más para marcar la diferencia y tranquilizar los fieles. Tampoco podemos olvidarnos de la Plaza Taksim con sus restaurantes, cafés, bares y todo tipo de ocio. ¡Estambul lo tiene todo¡


 

 

5 comentarios:

  1. Increible… al igual que en Irán, los parques, el tener presente la naturaleza y poder disfrutarla es una parte importante en su vida. Buen mensaje para los niños y niñas…

  2. ya ponen videos!!! me encantoooooooooooooo!!! por que no son un poco menos cool uds!! ehhh?? asi no los queremos tanto! jejejeje. abrazotessssssssssssss

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