Moscú

Antes de hablar de Moscú veamos un resumencito de cómo nació Rusia que nos permitirá entender mejor la importancia de esta ciudad. Los primeros habitantes que llegaron eran eslavos (entre siglos III y VIII), los eslavos formaron un estado llamado Rus de Kiev (siglo IX), en los siglos siguientes este se desintegró y se fundaron muchos estados feudales, Moscú el más importante, hasta que en el siglo XVIII mediante conquistas, exploraciones y anexiones Rusia se convirtió en el tercer Imperio más grande de la historia (1721-1917) con 81 provincias y 14 emperadores, para luego pasar a ser el primero y más grande de los estados socialistas:  la URSS hasta 1991 cuando se disuelve la Unión Soviética  y se convierte en la actual Federación Rusa.

Desde siglos atrás el principado de Moscú fue la fuerza principal en el proceso de la reunificación rusa y la lucha por su independencia. Hoy la ciudad del río Moscova, tiene 13 millones de habitantes, es la capital del país más grande del mundo, tan grande como Latinoamérica, con fronteras tan extensas que le permiten limitar con nada menos que 14 países y esta ciudad se ha convertido en el centro político, económico, cultural y científico no solo del tremendo país que es Rusia sino también del continente.

Así por encimita la ciudad tiene 3 aeropuertos internacionales, 2 nacionales, nueve estaciones de ferrocarril y uno de los sistemas de metro más profundos del mundo con más de 200 estaciones y 14 líneas.

Estamos en el mes de junio y el verano ruso permite cosas como: usar botas, suéter, abrigo, bufanda y sentarte a tomar un café en alguna de las terrazas con una muy elegante manta para protegerte de los 7 y en un buen día hasta los 16 grados que abrasan la ciudad.

Definitivamente las temperaturas y especialmente el frío y el invierno siempre han sido aliados incluso de las fuerzas militares, ayudándoles a ganar la guerra contra Napoleón (la Guerra Patria) y la II mundial (la Gran Guerra Patria) cuando los enemigos azotados por el hambre, el frío y las malas líneas de suministro, fueron aniquilados por el devastador invierno ruso.

Moscú no es una ciudad limpia, es Impecable, así, con mayúscula. Literalmente lavan las calles, avenidas y aceras a diario con chorros de agua con carros diseñados para tal fin. Podríamos pensar que es por el actual Mundial de Fútbol, pero no; hace dos años cuando íbamos entrando por una autopista a la ciudad, había un trancón. Cuando nos fuimos acercando descubrimos que estaba causado por tres monstruos de camiones especiales que estaban lavando la autopista. Y será porque me gusta tanto la limpieza que me siento tan cómoda recorriendo kms y kms de esta ciudad y es que además pienso que la limpieza trae una serie de consecuencias muy agradables: hay un orden mental citadino, una disposición funcional de las cosas, una real apreciación de lo feo y lo bonito, una sensación de aire puro, de más espacio, de claridad y limpieza visual.  Ya sabemos lo difícil que es educar a un pueblo en este hábito, según nos hemos enterado este es uno de los legados de la era soviética. Donde si no dejaron ninguna enseñanza fue en cómo conducir. Es una locura como lo hacen, en semejantes avenidas y autopistas no solo conducen a alta velocidad sino mal, por ejemplo, te salen permanentemente por la derecha como ráfagas, para adelantarte. Suponemos que como en la era soviética no había carros, ni forma que aprendieran.

Todos en algún momento hemos escuchado la alusión a la palabra Kremlin de alguna manera. No sé ustedes pero yo me imaginaba un sitio como la Casa Blanca solo que en Moscú. Cuál no sería mi sorpresa cuando aparece aquella ciudadela amurallada y fortificada y me empiezo a enterar que en Rusia hay más de 20 kremlins, éste por supuesto el más famoso porque es sinónimo de Gobierno de Rusia, de hecho es el lugar de trabajo oficial del Presidente, aunque no vive allí. También dentro de esta pequeña ciudad está el principal museo de Rusia, la Armería con su colección de Huevos Fabergé, carruajes reales, coronas, vestimentas de los zares, etc. y una de las exposiciones de diamantes más importantes del mundo comparable a las Joyas de la Corona Británica; la Plaza de las Catedrales, que tiene cuatro, donde se coronaban los zares y hoy se utiliza en la toma de posesión del Presidente de Rusia.

La plaza roja no debe su nombre al color del partido comunista, ni al de sus ladrillos sino a la palabra Krásnaya, que significa rojo y que en ruso antiguo significaba bonita; como todas en la antigüedad era una plaza de mercado que fue tomada luego para actos públicos y políticos. Es enorme, tiene 23,100 mts cuadrados y la bordean el Kremlin, el Mausoleo de Lenin, las catedrales Ortodoxas de San Basilio (con 450 años, que ha sobrevivido a incendios, a la invasión de Napoleón,  a la demolición ordenada por Stalin porque pensaba que entorpecía los desfiles del ejército) y de Kazán (destruida por Stalin y reconstruida hace unos años), el Museo Estatal de Historia de Rusia y las Galerías GUM (edificio espectacular construido en 1890 que hoy vende solo marcas occidentales).

Si hay algo de lo que se sienten orgullosos los rusos es de su historia, de todos los hombres y mujeres que contribuyeron a hacerla. Por toda la ciudad se encuentran monumentos, placas en los edificios a ellos y sin ninguna duda si paras al transeúnte que vaya pasando por frente de alguno y le preguntas quien es, te contará la vida, obra y milagros del personaje. Uno de ellos, después de Pedro el Grande o Catalina La Grande es sin duda Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, para quien un monumento no era suficiente para recordarle y rendirle siempre el tributo que se merecía; así que, Stalin dio la orden de construir un Mausoleo y embalsamar su cuerpo contra la voluntad de Lenin de ser enterrado en San Petersburgo al lado de su madre. Antes de entrar al mausoleo se pasa por delante de la Muralla del Kremlin en la que están enterrados otros militares o ex presidentes soviéticos como Stalin, Chernenko, Brézhnev o Yuri Andrópov y celebridades como el astronauta Yuri Gagaurin. Es impresionante por decir lo menos, la sensación que produce toda la atmósfera que antecede y está en el salón donde se encuentra el cuerpo del primer y máximo  dirigente de la URSS, a quien  hemos visto en muchas fotografías y que allí está aparentemente dormido desde 1924 (No se permite fotografiar).

Al igual que otras grandes ciudades, Moscú es moderna pero conserva a través de sus innumerables rincones y edificios una riquísima historia. Está llena de grandes centros y calles comerciales, tiendas especializadas, mercados, catedrales e iglesias,  construcciones medievales, góticas, edificios de arquitectura soviética y moderna, pero hay uno que nos ha robado el corazón: La universidad.

Fundada en 1755, por el decreto de una mujer, la Emperatriz Elizaveta Petrovna (hija de Pedro el Grande), el edificio actual es una de las 7 grandes torres neoclásicas mandadas a construir por Stalin. Aparece siempre imponente con ese saber estar natural que da la fuente del conocimiento y su coqueteos con la sabiduría y aunque ya no lo es, ella como en los años 50 sigue creyendo que es la más alta de Europa.

Hace falta también alegrar no solo el alma sino también el paladar, así que fuimos a almorzar a uno de los cafés míticos de Moscú con el encanto del siglo XVIII, manteniendo el más fiel estilo de épocas pasadas: elegante, apacible y tranquilo, cuyo nombre nos recuerda al gran poeta Alexander Pushkin. La atención, la exquisita comida (Estilo Rústico elegante, como bien lo definió nuestro Chef Camilo Ramírez) la finura de los detalles de principio a fin, el servicio de enviar una postal del lugar, detalle que sonaría simplemente simpático, sino fuera porque para hacerlo te preparan todos los implementos como del siglo XVIII: alfombrilla protectora de escritorio, pluma, tinta, secante y vela hacen que perdones la decepción cuando te enteras que el Pushkin fue abierto en 1999 en un local que había sido una farmacia y que la idea de crearlo se le debe a Gilbert Bécaut quien hace 55 años se enamoró de su guía Nathalie a quien además le compuso la famosa canción.

A medida que se conoce la historia de los pueblos y se vive su cultura, su gente, sus costumbres se ve con mucha más claridad que el DNA abarca todo lo que somos. Un pueblo que ha tenido dos guerras victoriosas estando en desventaja ante los adversarios, que las mujeres han sido fundamentales para ganar estas guerras como lo relata Svetlana Alexiévich en su muy documentado libro “La guerra no tiene rostro de mujer”, hacen la diferencia hasta en el andar; la mujer rusa de hoy camina recta, con paso firme y decidido, la cabeza alta, los ojos fijos mirando al frente, hoy, no van a la guerra pero saben de su papel en la historia de su país, muy posiblemente transmitido a su DNA de generación en generación.

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“En el ejército soviético hubo cerca de un millón de mujeres. Dominaban todas las especialidades militares, incluso las más “masculinas”. Llegó a surgir cierto problema lingüístico: hasta entonces para las palabras “conductor de carro de combate”, “infante” o “tirador” no existía el género femenino, puesto que nunca antes las mujeres se habían encargado de estas tareas . El femenino de estas palabras nació allí mismo, en la guerra .”

Svetlana Alexiévich
Premio Nobel de literatura 2015

5 comentarios:

  1. Maravillosa RUSIA… bella, imponente, histórica, es un placer caminar sus ciudades… St Peterbusgo es igual.. Gracias por este resumen de tanta historia….

  2. Sencillo y divino resumen, mil gracias viajeros del camino.!!!

  3. Ver Rusia con Colombia ganando… no tiene precio! y si además lo narra Maria Clara… nos vamos a la Final!!!

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