Sauna

Bania, baño, sauna.

Para recuperarnos de la mezcla de tractomula, patana y aplanadora de emociones que nos pasó por encima durante  el partido de fútbol para cuartos de final en la copa del mundo entre Colombia e Inglaterra, decidimos irnos a una de las tradiciones rusas más antiguas, relajantes y saludables.

Encontramos el complejo de Ugreshskaya, en el centro de la ciudad donde aparecen unas cabañas de madera rodeadas de una espesa vegetación que cuando entras te  sientes  en el mundo de los antiguos héroes, donde vas a retroceder varios siglos y experimentar la típica “bania”, traducido como baño, sauna.

Cuando llegamos, nos llevaron a una cabaña de madera que tenía salón comedor, vestidor, baño, habitación, mesa de pull y el sauna;  nos dijeron las palabras mágicas “Liógkogo para!” (“¡Que tengas un baño agradable!”); luego  vimos cómo empezaban los preparativos,  hombres entraban y salían de la cabaña donde estábamos con manojos y manojos de hierbas que ponían unas en agua caliente otras en agua fría y de pronto… entró un hombre corpulento que nos fue presentado como nuestro terapeuta, tradúzcase: azotador. Así que estábamos en aquella pequeña cabaña: el ruso que nos recibió, su asistente, los dos que estaban preparando los ramos de hierbas, el terapeuta, Carlos y yo con lo que nos acababan de entregar: una bata, toallas y un gorrito de tela felpuda muy simpático. Ante ese panorama, yo miré a Carlos y le dije: creo que debemos dejar esto para otro día. Pero ya lo conocemos lo nuevo y diferente lo atrae como un imán. Así que, y afortunadamente, nos quedamos.

Los anfitriones salieron dejándonos un teléfono para cualquier cosa que necesitáramos, los de las hierbas entraron al sauna y pusieron como una colchoneta con muchos de aquellos atados  o ramos y el terapeuta entró a la “parilka” (sauna) a cuadrar el calor agregando agua sobre las piedras al rojo vivo. Empezó con Carlos sentado sobre los manojos de ramas de abedul traídas de los bosques de Rusia, el “terapeuta” con manojos de ramas de eucalipto empieza la sesión! Lo más exacto que hemos encontrado para definirlo sería: un chamán haciendo una limpia en un baño turco con aromaterapia.

Después del azote con las ramas de abedul, salimos a sumergirnos en una piscina de agua fría para nosotros, porque ellos normalmente lo hacen con agua helada. Volvimos a la salita comedor muy cómodos  y te empiezan a traer cosas muy  ricas: los permanentes panqueques con caviar rojo, té de hierbas y té negro, licor de ciruela, chocolates, tapas de pescado crudo.

Después del descanso se repite el proceso: azote suave, azote medio, azote duro, primero acostado boca abajo con ramas frías en la cabeza y luego boca arriba con las ramas en la cara y siga el azote. Se recomienda realizar este mismo ritual entre tres y cinco veces por visita, para nosotros con dos estuvo suficiente.

Para los rusos es un lugar sagrado (muchos lo tienen en sus casas de campo, dachas), un símbolo de armonía y autonomía, una necesidad semanal, tanto higiénica como placentera. Consideran que a lo largo de la historia ha sido el principal tratamiento medicinal contra todos los males y enfermedades y además le  dan muchísimos usos: masaje con abedul al recién nacido para que crezca sano y fuerte, despedidas de soltero y soltera, el primer baño a los ya marido y mujer, agasajo a los huéspedes, muestra de hospitalidad, desaparición  del dolor y la tristeza, mejora para la circulación y eliminación de  las toxinas del cuerpo. En definitiva favorecen la longevidad y mejoran la salud a través de purificación física y espiritual.

Para terminar nuestro masoquista baño de vapor ruso, entramos a un barril de roble con hierbas aromáticas y manojos de abedul para que el cuerpo se caliente después  de la última piscina con agua fría. Habían pasado tres horas y salimos del paraíso a encontrarnos con Petra y continuar nuestro camino.

No se pierdan los vídeos!

4 comentarios:

  1. Que experiencia tan interesante: un ejercicio semi-sadomasoquista en el sauna, con el gorrito de Don Ramon el del Chavo del Ocho, en medio de una cena con manjares rusos. Solo allá se puede experimentar eso. Bien por los dos! Los felicito por el espíritu aventurero. Un abrazo.
    Felipe

  2. Jajajajaja, gracias por este resumen FANTÁSTICO… No paro de reírme… Demasiado bueno y simpático el asunto… Son muy valientes, me encanta la capacidad de PRUEBA… eso es descubrir y descubrirse…..que VIVA LA LONGEVIDAD… jajajajajaja

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