Guajira

Llegamos en la caravana hasta Riohacha, la capital del departamento donde nos impresionó muy gratamente su malecón con sus actividades familiares y su limpieza;  allí tomamos un jeep que durante 4 días nos llevó a recorrer la alta Guajira.

La Guajira es agrestemente hermosa, se mueve en medio de los contrastes: de lo húmedo a lo seco, del frío al calor, de lo dulce a lo salado, de lo suave a lo fuerte, de la amabilidad a la agresividad, de la quietud a la velocidad, de la arena a la piedra al bosque y en este territorio los Wayuu , quienes representan el 20.5% de la población indígena nacional, han sobrevivido haciendo pactos, sin atacar la naturaleza y respetando su esencia única. 

Según su creencia esta etnia inicia cuando son fabricados y clasificados en clanes (actualmente 30, cada uno con su propio territorio y animal totémico)  por el Dios creador Maleiwa, figura central de su universo mítico, y, mantenidos por los esposos Pulowi y Juvá encargados de la generación de la vida.

El territorio tradicional de este pueblo llega hasta Punta Gallinas el punto más al norte de Sur América, mítico para los viajeros, donde viven en pequeños asentamientos llamados rancherías, comen Friche: carne de chivo picada con vísceras hervida y luego frita acompañada de jugo natural hecho de chicha de maíz sin fermentar. Otro plato típico que consumen hasta dos veces al día es la sopa de mazamorra de leche que es el maíz cocinado y molido con leche de cabra. 

Además del español que se enseña en las escuelas, tienen dos dialectos: el “arribero” quienes viven en la Alta Guajira y el “abajero” los de la Baja. Los dos momentos centrales en la vida de los Wayúu son el matrimonio y el entierro. El matrimonio es crucial por el prestigio que otorga tener la capacidad de realizar una alianza que supone tener disponibilidad de recursos, y, el entierro en que el difunto después de ser colocado en el ataúd por las mujeres es exhumado dos años después, incinerado y llevado al lugar sagrado Gepirra en el Cabo de la Vela donde hará su último recorrido acompañado de  espíritus hacia el fondo del mar, a “la tierra de los guajiros muertos”.

Guajira

El tejido es un arte pensado y gozado en esta cultura, cada variedad les permite escuchar y leer el espíritu que guía su acción y pensamiento. Hoy vemos en muchos países las mochilas Wayuú, especialmente la Susu, “la que camina con uno”, así como las hamacas que son los tejidos más representativos.  

Dadas las condiciones de sus tierras, los Wayuú tienen cría y pastoreo de ganado, especialmente de chivos, entre más tienes, tu poder, estatus y prestigio es mayor. Las huertas que poseen son propiedad del hombre y éste asigna a sus hijos el derecho a utilizar secciones del terreno.

El agua en este territorio es oro; se compra a los carro tanques que la depositan en albercas o sino hay que buscarla a kilómetros de distancia de donde se vive. Cuando llueve se forman como pequeñas represas llamadas Agüey, según nuestro chofer Rafael, quien tiene 16  hijos, ya todos los Wayuú tienen el estómago acostumbrado a tomar el agua que se aposa compartiéndola con los animales. 

Los caminos en su gran mayoría no existen,  aparecen algunas huellas de vehículos y el resto es un enorme desierto, donde se puede andar en 4×4, siempre que se sepa por dónde ir porque fácilmente te pierdes y no sales ni en el periódico.

Su historia reciente está caracterizada por la explotación petrolera, la apertura de la mina de carbón en el Cerrejón, la explotación de sal en Manaure originalmente mecanizada o artesanal hasta que se industrializó y hoy solo produce sal para el ganado y para curtiembre, y para completar el contrabando: por la playa y bahía de Portete ingresaban todas las mercancías de Panamá, Aruba, Curazao. Hoy en día quedan unas pocas ruinas de las bodegas y se logró recuperar el espectáculo de playa, mar, manglar y desierto que convierten este sitio en una de las maravillas de la naturaleza de este país. 

También esta época fue famosa por la bonanza de la producción y exportación de marihuana que fue conocida en el mundo como la Colombian Gold.

Este departamento no se libró de la violencia del país. Los paramilitares durante varios años se apoderaron del territorio, ayudados por algunos miembros de la etnia pero encontrando una resistencia aguerrida y masiva en la mayoría Wayuú, generando  enfrentamientos entre los dos grupos y masacres, precisamente, la más famosa en la bahía de Portete, el sitio con la naturaleza más bella de la Guajira. Después de tantas muertes y desapariciones y ayudados por la amnistía que les ofrecía el estado colombiano, los paramilitares llamados las Águilas Negras abandonaron el territorio y hoy se tiene paz y tranquilidad que permiten un turismo incipiente coordinado desde Riohacha. 

Cuando nos acercábamos a una ranchería, nuestra mirada inicial a la distancia nos presentó un aparente campo de flores de diferentes colores, cuál no sería nuestro asombro cuando a medida que nos fuimos acercando identificamos que aquellas tonalidades no eran otra cosa que cientos de bolsas plásticas que eran movidas por el viento y arrastradas al cercano mar. Este doloroso espectáculo para la naturaleza continuó cada vez que estábamos cerca o pasábamos un lugar habitado. 

A medida que avanzábamos tuvimos nuestro siguiente impacto al ver aparecer niños con cuerdas atravesadas impidiendo el paso de los vehículos a cambio de pequeñas bolsas de agua, dulces y galletas que los conductores guías llevan y les entregan para poder pasar. En los desplazamientos durante  los cuatro días vimos por lo menos 100 niños puestos ahí por sus padres para pedir. La situación de los “retenes” se complica en algunos sitios donde no son niños sino adultos malacarosos en actitud agresiva donde ya no hay una cuerda que impida cruzar, sino que a los vehículos los detiene una cadena atravesada y donde se pide dinero y provisiones mayores. 

Nos fuimos de esta alucinante y única naturaleza que nos cautivó, con la clara convicción que en este duro y hermoso territorio solo sobreviven en unión ancestral  los Wayuú . 

<iframe width="560" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/SNaHFxnV0Fg" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen></iframe>

2 comentarios:

  1. Gracias por compartimos esta experiencia.
    La mezcla de extremos tanto del paisaje como de la vida y la actitud de los guajiros… la amabilidad contrastada con la desesperación de algunos pobladores en tal vez sobrevivir en un territorio olvidado del país… tal vez el resultado de la historia de violencia y dinero fácil!. Ciertamente es la otra Colombia que pocos realmente conocemos!.

    Abrazos

  2. Gracias a ti por tu acertado comentario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *